Jaca
Conocida como “la Perla del Pirineo”, con casi 15.000 habitantes es la capital de la comarca de la Jacetania, territorio histórico que se extiende sobre la vertiente noroccidental de Aragón y se encuentra a una altitud de 820 m. Ya sea invierno, verano, primavera u otoño, Jaca es una ciudad llena de vida, con calles repletas de tiendas, bares y restaurantes. A su cercanía a los centros invernales de Astún y Candanchú se añade un entorno de gran belleza paisajística y un rico patrimonio monumental.
Hay mucho que ver en Jaca y el Pirineo aragonés pero, si no dispones de mucho tiempo para visitarlo, te recomendamos los sitios imprescindibles, aquellos que no deberías perderte.
El castillo de San Pedro.
Lo primero que llama la atención al llegar a Jaca es la ciudadela (una fortaleza pentagonal muy bien conservada, con fosos, puente levadizo y amplios espacios verdes). Se puede visitar por dentro (hay visitas guiadas de día y de noche) y en su interior se halla el museo de miniaturas militares, la visita al museo se realiza en un recorrido único y serpenteante que a modo de túnel del tiempo nos cuenta la historia de los ejércitos desde el antiguo Egipto hasta los más modernos ejércitos del siglo XXI. Las miniaturas se exponen en dioramas temáticos que reflejan cada una de las épocas de la historia en la que descubrirás un montón de detalles. Dar una vuelta completa por fuera, rodeando los glacis. Es un paseo de algo más de un kilómetro durante el cual puedes ver los ciervos que hay en el foso, alrededor de 15 ejemplares.
La Catedral.
Muy cerca de la ciudadela, está la catedral (la primera románica de España, del siglo XI). El edificio conserva la estructura y configuración románica, con planta basilical, varios ábsides, y dos puertas de acceso. En su interior podrás visitar el museo diocesano, calificado por algunos especialistas en arte románico como “Una de las más bellas colecciones de pinturas murales románicas del mundo”. Ofrece al visitante más de 2.000 m² expositivos que albergan un valioso tesoro de ARTE MEDIEVAL: capiteles, tallas de Vírgenes y de Cristos, rejas románicas y por supuesto, la excepcional colección de pinturas murales originales, que convierten al museo diocesano de Jaca en uno de los museos de pintura medieval más importantes del mundo
Casi desde cualquier lugar podrás admirar el perfil del monte Oroel, una de las señas de identidad de la ciudad. Puedes caminar tranquilamente por el paseo de la Cantera, desde donde podrás ver algunos pueblos de los alrededores y el puente de San Miguel construido en la Baja Edad Media.
Iglesia del Carmen.
En las calles que rodean la calle Mayor encontraras por ejemplo la Iglesia de Nuestra Señora del Carmendel siglo XII, su mezcla de gótico y barroco hace que sea espectacular.
Torre del Reloj. Mapa
A escasos dos minutos encontraremos la Torre del Reloj, al principio la torre era una prisión muy pequeña y en varios niveles, se construyó en el siglo XV ya que la de catedral se destruyó en un incendio y tenían que buscar una solución a la prisión eclesiástica. Fue uno de los pocos edificios que quedaría en pié tras la guerra de independencia.
Real Monasterio de Benedictinas.
En 1555 se trasladaron a esta ciudad las monjas del monasterio de Santa Cruz de la Serós, o Sorores, a instancias de Felipe II, edificando el monasterio denominado vulgarmente «de las Benitas» por la regla seguida en él. El recinto monástico se halla muy reformado y acapara su interés el doble conjunto eclesial: la cripta primitiva y el templo de San Ginés. La iglesia subterránea de Santa María fue conocida como la de San Salvador y es una estancia cubierta con bóveda y que se presentaba decorada con pinturas románicas. Destaca en su interior el famosísimo sarcófago de la condesa doña Sancha, hija del rey Ramiro I de Aragón, traído a Jaca desde Santa Cruz de la Serós el año 1622. El sepulcro es de piedra y en sus laterales presenta respectivamente un crismón y un par de grifos enfrentados. En el exterior, siguiendo por la Avenida Oroel, todavía perviven algunos restos de la muralla medieval adosada al Monasterio.
Fuerte de Rapitán.
La subida al Fuerte Rapitán es una de las excursiones más populares en Jaca. Junto al parking del hospital, tomaremos una estrecha carretera asfaltada que sube hacia la cima. Durante el camino iremos encontrando señales de madera que nos muestran los senderos, más empinados pero también más agradables ya que discurren por el interior del bosque. El fuerte fue construido a finales del siglo XIX como parte de una red defensiva, de esta misma época son el fuerte de Coll de Ladrones en Canfranc y el de Santa Elena en Biescas. Un amplio sendero rodea el fuerte, y las vistas son realmente espectaculares.
Subida a la Peña Oroel
La Peña Oroel es una cumbre de relativa poca altitud, pero con mucha personalidad y muy familiar en Jaca por ser muy visible desde cualquier punto de la ciudad. Su cumbre dista, en linea recta, sólo 5,5 km del centro de Jaca. Es además una excursión imprescindible del Pirineo aragonés, apta para ir con niños o con excursionistas poco experimentados y muy apreciada por montañeros expertos, que repiten y repiten la subida hasta su famosa cruz.
Estación internacional de Canfranc.
Esta grandísima estación de tren en la localidad de Canfranc hace que la visita sea necesaria, no pararás de hacer fotos, ya que la estación es preciosa, si vas en invierno y en época de nieve la postal será espectacular. En la actualidad nos encontramos con un edificio cercado, el acceso es limitado y por visitas guiadas. Sin embargo, podemos pasear por los muelles, contemplar el depósito de máquinas, con su estructura metálica, y las diversas grúas que todavía permanecen a los lados de las vías. Se están llevando a cabo diferentes propuestas de rehabilitación de este conjunto histórico.
Torre de los Fusileros.
Llegando a Canfranc también es posible visitar la Torreta de los Fusileros, es una torre defensiva que fue construida en 1876 tras la conclusión de la carretera de Zaragoza a Francia por Somport y su finalidad era precisamente defender la nueva vía de comunicación en previsión de hipotéticas invasiones.
Santa Cruz de la Serós.
De camino al Monasterio de San Juan de la Peña pasaras por Santa Cruz de la Seros, una pequeña y pintoresca población cercana a la margen izquierda del río Aragón. Ramiro I concedió bienes al monasterio femenino de Santa María para mantener una hospedería y les confíó como religiosa a su hija menor Urraca. Pero el mayor esplendor se alcanzó cuando otra hija de Ramiro I, Doña Sancha, viuda del Conde Ermengol III de Urgel ingresa en él como Abadesa y le presta su protección más decidida (1070). En 1095,la condesa doña Sancha hizo testamento a favor de esta Iglesia, falleciendo algo después y siendo enterrada en el maravilloso sarcófago que hoy se guarda en el Real Monasterio de Benedictinas de Jaca.
Real Monasterio de San Juan de la Peña.
En el monasterio viejo de San Juan de la Peña reside la memoria del origen Aragón. En sus entrañas reposan sus primeros reyes y también la huella del legendario y esplendoroso pasado aragonés. Los orígenes del monasterio se remontan a la oscura alta Edad Media (siglo X), refugio de las comunidades cristianas asediadas por los musulmanes. Cubierta por una de esas enormes rocas, el monte Pano, se construyó el edificio original. El claustro exterior es una joya única del románico aragonés.
Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña.
Como consecuencia del terrible incendio del año 1675 se tomó la decisión de construir un nuevo monasterio. Su emplazamiento se eligió en un lugar próximo, el conocido como Llano de San Indalecio, una bella pradera asentada sobre la gran roca que reunía condiciones idóneas para comenzar una nueva vida. Las dependencias fueron abandonadas en el año 1835 y tras una profunda rehabilitación, acometida por el Gobierno de Aragón, el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña alberga en su interior el Centro de Interpretación del Reino de Aragón y el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña.
Lagos de montaña.
Desde la base de la estación de Astún, desde el 30 de Junio al 2 de Septiembre, se accede a una zona privilegiada como punto estratégico de partida para iniciar todo tipo de rutas que dan acceso a un sinfín de pequeños lagos llenos de vida en un maravilloso mundo de calma y quietud. En la telesilla Truchas que te situará en pocos minutos junto al Ibón del mismo nombre y a un paso del Ibón de Escalar podrás iniciar numerosos recorridos a lo largo de la frontera franco–española, justo en el límite del Parque Nacional de los Pirineos (Francia), reponer fuerzas en Terraza Los Lagos (junto al Ibon de Truchas), disfrutar de una excepcional panorámica de toda la cabecera del Valle del Aragón, practicar la pesca, el senderismo, la bicicleta de montaña… y todo ello respirando el aire más puro en un marco incomparable.
Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido
Hace 10.000 años la mayor parte del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido era una joya sepultada bajo 500 metros de hielo. Una joya que los glaciares iban puliendo para poder mostrar hoy el espectacular resultado final: dos cañones (el de Añisclo es el mayor de los Pirineos), una garganta y dos valles glaciares; en realidad, cuatro arterias hidrogeológicas que se desparraman desde la cumbre del Monte Perdido (3.355 metros), eje y centro de este territorio aragonés. La zona, declarada parque nacional el 16 de agosto de 1918 (en 1982 se amplió hasta los límites actuales), es patrimonio mundial, Reserva de la Biosfera y Geoparque, tiene 15.696 hectáreas y está dividida en cuatro sectores: Ordesa, el primero en ser protegido ese mismo año; Añisclo, a punto de ser inundado a principios de los años 80 para producir energía eléctrica; Escuaín y Pineta. Cada año, 600.000 personas acuden a visitarlos, sobre todo, por los colores de sus bosques, las impresionantes murallas de calizas grises y ocres que en algunos puntos, como en La Fraucata, en Ordesa, forman paredones de mil metros de altura y por el rumor de sus cascadas.
Petit train d´Artouste.
A unos 70 Kms de Jaca, abierto de Mayo a Octubre, el Trenecito de Artouste, el más alto de Europa, ofrece la posibilidad de acceder a algunas de las maravillas de la naturaleza en montaña. Es uno de los más bellos paseos de la zona. Este trenecito a 2000 m de altitud, le permitirá descubrir de una forma muy cómoda, el Lago de Artouste. La excursión dura 3 horas y cuarto: aunque haga buen tiempo, se recomienda llevar siempre prendas de abrigo, el tiempo cambio rápidamente en montaña y el tren llega hasta 2000 mts de altitud. Se recomienda también llegar temprano por la mañana, así no tienen inconvenientes de mucha gente y tendrán más suerte con las condiciones del tiempo.
La Cueva de Las Güixas.
La Cueva de Las Güixas, en la localidad de Villanúa, es una cueva de disolución ahondada en roca caliza que se comenzó a formar durante las últimas glaciaciones del Cuaternario. En su interior, el agua, poco a poco, ha ido configurando un espectacular escenario subterráneo, adornándolo pacientemente con bellas formas calcáreas: estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas, gours…
En la actualidad la cueva está activa y sigue evolucionando y cambiando por la acción del agua. La recorre el cauce de un río seco por el cual, en época de deshielo o tras fuertes tormentas, vuelve a correr el agua.
Está acondicionada para su visita, situada a los pies de la montaña de Collarada.
Iglesia de Santa María de Iguácel.
Situada en el valle llamado de La Garcipollera, que parte desde Castiello de Jaca. Esta iglesia de estilo románico tiene su origen alrededor de los años 1040 y 1050. En los años de 1072 tuvieron lugar a ciertas remodelaciones para satisfacer el gusto de su heredero . En 1080 este monasterio fue cedido por Sánchez Galindez al monasterio de San Juan de la Peña. En el Museo Diocesano de Jaca podremos ver la talla románica de la Virgen de Iguácel, con características comunes con las de Agüero y Ayerbe, y la reja original que cerraba el ábside de finales del siglo XI y principios del XII, una de las más antiguas de la Península.